En los próximos días anotaré progresivamente una serie de orientaciones para ayudar a cualquier adulto en la tarea apasionante de educar a un niño pequeño. Las recomendaciones estarán delimitadas por bloques de edad
Para empezar apuntaré unos serie de criterios generales de calidad para el desarrollo del niñ@ de 0 a 3 años.
EL AMBIENTE FÍSICO
Controlar las condiciones ambientales, luz, temperatura, seguridad... para favorecer el juego y todas las conductas del niño típicas de cada edad.
Organizar una casa cómoda para todos, donde las actividades de los niñ@s se pueden desarrollar sin causar conflictos.
Evitar riesgos. Controlar las condiciones del entorno que puedan ser peligrosas para el niñ@(enchufes, productos de limpieza y medicamentos, fuentes de calor, ventanas,...).
Reservar un espacio para el uso específico del niñ@, con juguetes a su alcance y donde pueda desarrollar actividades propias de su edad (desde pintura o plastilina, hasta puzzles, encajables, cuentos,...).
Es importante que el entorno estimular permita al niñ@ percibir respuestas como consecuencia de sus propias acciones.
Ofertar al niñ@ distintos entornos físicos en cada momento de su desarrollo (casa, escuela infantil, campo, playa, parques,...).
Controlar el uso de la tv (tiempo y programación).
Es importante que el niñ@ disponga de juguetes adecuados a su nivel evolutivo y saber que ello no viene determinado por la marca, precio o publicidad del producto.
LA INTERACCION CON EL NIÑO
Respetar el tiempo de atención que el niñ@ puede prestar hacia los objetos, juegos, situaciones,...
Integrarle dentro de la dinámica familiar haciéndole partícipes de los acontecimientos diarios.
A la hora de reñir o regañar al niñ@, en la medida de lo posible debe hacerse en una situación íntima, evitando hacerlo ante terceros.
Sin descuidar la seguridad, dejara al niñ@ que explore las posibilidades de su cuerpo (trepar, andar a la pata coja, saltar,...).
Ofertar al niñ@ diferentes posibilidades de relación con otros niñ@s y adultos (parque, vecinos, familiares, escuela infantil...).
Fomentar la conversación con el niñ@ aunque aún no hable; utilizar para ello los recursos comunicativos que tenga en cada momento evolutivo (sonrisa, llanto, mirada, gestos, capacidad de señalar,...).
Escuchar al niñ@.
Ser firmes con los castigos y no amenazar por amenazar.
Dedicar siempre algún tiempo a jugar con el niñ@.
Festejar los logros del niñ@.
Cuando se le hable, no incorporar en nuestro lenguaje las palabras mal pronunciadas que él utilice. Sé un buen modelo.
DESARROLLLO DE RUTINAS Y HÁBITOS
Fomentar la autonomía y dejarle hacer las cosas por sí mismo, aunque tarde un poco más (sé paciente).
Ser constante en las pautas educativas que establezcamos con ellos.
Proporcionar horarios estables que permitan al niñ@ anticipar lo que va a ocurrir y ayudarle a regular sus ritmos biológicos.
Utilizar el entorno y sus estímulos para favorecer la implantación de rutinas (la luz se apaga al ir a dormir; hay una silla y una mesa para comer; el niñ@ tiene su orinal para hacer pipí, su cama para dormir; su toalla o albornoz para después del baño,...
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